Dimensión cognitiva: El niño, apoyado en las
experiencias que le proporciona su contexto particular, en el cual la familia
juega un papel vital, desarrolla su capacidad simbólica, que surge inicialmente
por la representación de los objetos del mundo real, para pasar luego a las
acciones realizadas en el plano interior de las representaciones, actividad
mental, y se manifiesta en la capacidad de realizar acciones en ausencia del
modelo, realizar gestos o movimientos que vio en otros, y pasar a jugar con
imágenes o representaciones que tiene de esos modelos.
(MEN, 1997).
Dimensión comunicativa: La
dimensión comunicativa en el niño está dirigida a expresar conocimientos e
ideas sobre las cosas, acontecimientos y fenómenos de la realidad; a construir
mundos posibles; a establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar
vínculos afectivos, expresar emociones y sentimientos. En la edad preescolar el
interés por el mundo físico y de los fenómenos se profundiza y no se limita a
las propiedades sensoriales de los objetos, sino a cualidades más esenciales
que no logra a través de los sentidos; para descubrirlas, comprenderlas y
asimilarlas, necesita de un interlocutor, quien aparece ante el niño como
dinamizador de sus discusiones y confrontaciones, esta posibilidad de comunicación
se la brindan sus pares, familias y docentes encontrando solución a tareas
complejas. (MEN, 1997).
Dimensión socio-afectiva: El desarrollo
socio-afectivo en el niño juega un papel
fundamental en el afianzamiento de su personalidad, autoimagen, autoconcepto y
autonomía, esenciales para la consolidación de su subjetividad, como también en
las relaciones que establece con los padres, hermanos, docentes, niños y
adultos cercanos a él, de esta forma va logrando crear su manera personal de
vivir, sentir y expresar emociones y sentimientos frente a los objetos,
animales y personas del mundo, la manera de actuar, disentir y juzgar sus
propias actuaciones y las de los demás, al igual que la manera de tomar sus
propias determinaciones. (MEN, 1997).
Dimensión corporal: La expresividad del movimiento se traduce en la manera
integral como el niño actúa y se manifiesta ante el mundo con su cuerpo “en la
acción del niño se articulan toda su afectividad, todos sus deseos, todas sus
representaciones, pero también todas sus posibilidades de comunicación y
conceptualización”. Por tanto, cada niño posee una expresividad corporal que lo
identifica y debe ser respetada en donde sus acciones tienen una razón de ser.
(MEN, 1997).
Referencia
MEN. (1997). Ministerio de
Educación Nacional. Obtenido de Lineamientos curriculares de Preescolar:
https://www.mineducacion.gov.co/1759/articles-339975_recurso_11.pdf
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